lunes, 16 de marzo de 2020

Bloque II: textos folclóricos


Este apartado del tema me gusta y me llama la atención bastante ya que me ha incitado a conocer, leer e investigar sobre bastantes cuentos que no conocía, saliendo un poco de Disney.
Desde mi punto de vista es esencial como futuros maestros conocer muchos cuentos que no sean los de siempre de Disney.

El folclore en el aula se caracteriza por el anonimato (no existe un autor ya que son muchos), oralidad y multiplicidad de variantes. (Son textos que contaba la gente del pueblo y como no sabían leer y escribir contaban cuentos orales (son recopiladores/adaptadores, es decir, cada persona que lo contaba lo hacía a su forma).
Los grandes recopiladores de la literatura folclórica son Charles Perrault, los Hermanos Grimm y Hans Christian Andersen.


De todos los textos folclóricos en prosa, el más extendido es el cuento maravilloso hecho por Propp, debido a esto clasificó los cuentos en cuatro categorías:

  • mitos
  • cuentos de animales
  • cuentos de fórmula
  • cuentos de hadas o cuentos maravillosos

A continuación, voy a analizar tres textos folclóricos, he decidido poner los cuentos enteros ya que me gustaría que este blog me sirviera para mi futuro como docente y me encantaría tener recopilada toda la información.

1º EL LOBO Y LAS SIETE CABRITILLAS

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Érase una vez una vieja cabra que tenía siete cabritas, a las que quería tan tiernamente como una madre puede querer a sus hijos. Un día quiso salir al bosque a buscar comida y llamó a sus pequeñuelas. "Hijas mías," les dijo, "me voy al bosque; mucho ojo con el lobo, pues si entra en la casa os devorará a todas sin dejar ni un pelo. El muy bribón suele disfrazarse, pero lo conoceréis enseguida por su bronca voz y sus negras patas." Las cabritas respondieron: "Tendremos mucho cuidado, madrecita. Podéis marcharos tranquila." Despidióse la vieja con un balido y, confiada, emprendió su camino.

No había transcurrido mucho tiempo cuando llamaron a la puerta y una voz dijo: "Abrid, hijitas. Soy vuestra madre, que estoy de vuelta y os traigo algo para cada una." Pero las cabritas comprendieron, por lo rudo de la voz, que era el lobo. "No te abriremos," exclamaron, "no eres nuestra madre. Ella tiene una voz suave y cariñosa, y la tuya es bronca: eres el lobo." Fuese éste a la tienda y se compró un buen trozo de yeso. Se lo comió para suavizarse la voz y volvió a la casita. Llamando nuevamente a la puerta: "Abrid hijitas," dijo, "vuestra madre os trae algo a cada una." Pero el lobo había puesto una negra pata en la ventana, y al verla las cabritas, exclamaron: "No, no te abriremos; nuestra madre no tiene las patas negras como tú. ¡Eres el lobo!" Corrió entonces el muy bribón a un tahonero y le dijo: "Mira, me he lastimado un pie; úntamelo con un poco de pasta." Untada que tuvo ya la pata, fue al encuentro del molinero: "Échame harina blanca en el pie," díjole. El molinero, comprendiendo que el lobo tramaba alguna tropelía, negóse al principio, pero la fiera lo amenazó: "Si no lo haces, te devoro." El hombre, asustado, le blanqueó la pata. Sí, así es la gente.

Volvió el rufián por tercera vez a la puerta y, llamando, dijo: "Abrid, pequeñas; es vuestra madrecita querida, que está de regreso y os trae buenas cosas del bosque." Las cabritas replicaron: "Enséñanos la pata; queremos asegurarnos de que eres nuestra madre." La fiera puso la pata en la ventana, y, al ver ellas que era blanca, creyeron que eran verdad sus palabras y se apresuraron a abrir. Pero fue el lobo quien entró. ¡Qué sobresalto, Dios mío! ¡Y qué prisas por esconderse todas! Metióse una debajo de la mesa; la otra, en la cama; la tercera, en el horno; la cuarta, en la cocina; la quinta, en el armario; la sexta, debajo de la fregadera, y la más pequeña, en la caja del reloj. Pero el lobo fue descubriéndolas una tras otra y, sin gastar cumplidos, se las engulló a todas menos a la más pequeñita que, oculta en la caja del reloj, pudo escapar a sus pesquisas. Ya ahíto y satisfecho, el lobo se alejó a un trote ligero y, llegado a un verde prado, tumbóse a dormir a la sombra de un árbol.

Al cabo de poco regresó a casa la vieja cabra. ¡Santo Dios, lo que vio! La puerta, abierta de par en par; la mesa, las sillas y bancos, todo volcado y revuelto; la jofaina, rota en mil pedazos; las mantas y almohadas, por el suelo. Buscó a sus hijitas, pero no aparecieron por ninguna parte; llamólas a todas por sus nombres, pero ninguna contestó. Hasta que llególe la vez a la última, la cual, con vocecita queda, dijo: "Madre querida, estoy en la caja del reloj." Sacóla la cabra, y entonces la pequeña le explicó que había venido el lobo y se había comido a las demás. ¡Imaginad con qué desconsuelo lloraba la madre la pérdida de sus hijitas!

Cuando ya no le quedaban más lágrimas, salió al campo en compañía de su pequeña, y, al llegar al prado, vio al lobo dormido debajo del árbol, roncando tan fuertemente que hacía temblar las ramas. Al observarlo de cerca, parecióle que algo se movía y agitaba en su abultada barriga. ¡Válgame Dios! pensó, ¿si serán mis pobres hijitas, que se las ha merendado y que están vivas aún? Y envió a la pequeña a casa, a toda prisa, en busca de tijeras, aguja e hilo. Abrió la panza al monstruo, y apenas había empezado a cortar cuando una de las cabritas asomó la cabeza. Al seguir cortando saltaron las seis afuera, una tras otra, todas vivitas y sin daño alguno, pues la bestia, en su glotonería, las había engullido enteras. ¡Allí era de ver su regocijo! ¡Con cuánto cariño abrazaron a su mamaíta, brincando como sastre en bodas! Pero la cabra dijo: "Traedme ahora piedras; llenaremos con ellas la panza de esta condenada bestia, aprovechando que duerme." Las siete cabritas corrieron en busca de piedras y las fueron metiendo en la barriga, hasta que ya no cupieron más. La madre cosió la piel con tanta presteza y suavidad, que la fiera no se dio cuenta de nada ni hizo el menor movimiento.

Terminada ya su siesta, el lobo se levantó, y, como los guijarros que le llenaban el estómago le diesen mucha sed, encaminóse a un pozo para beber. Mientras andaba, moviéndose de un lado a otro, los guijarros de su panza chocaban entre sí con gran ruido, por lo que exclamó:
"¿Qué será este ruido
que suena en mi barriga?
Creí que eran seis cabritas,
mas ahora me parecen chinitas."
Al llegar al pozo e inclinarse sobre el brocal, el peso de las piedras lo arrastró y lo hizo caer al fondo, donde se ahogó miserablemente. Viéndolo las cabritas, acudieron corriendo y gritando jubilosas: "¡Muerto está el lobo! ¡Muerto está el lobo!" Y, con su madre, pusiéronse a bailar en corro en torno al pozo.


He seleccionado este cuento para la edad de 3 años, es decir, en la segunda etapa de infantil, aunque se podía contar perfectamente a edades más tempranas. Me parece un cuento muy sencillo y fácil de entender para los niños, además, aparece la figura del lobo. Esta figura suele aparecer en muchos cuentos infantiles y la tienen muy asociada al miedo, a un personaje negativo que hace cosas malas…

Su presencia infunde un temor inspirado en la tradición oral que lo relaciona con peligro, maldad, traición y desconfianza. El lobo aparece en muchos cuentos infantiles como Caperucita roja, Los tres cerditos, Pedro y el lobo…

-Hablamos de un cuento enfocado claramente a la infancia...


  •    Paradigma de Propp: los personajes que encontramos en este cuento son a los siete cabritillos, a la madre y al lobo. Las acciones que se desarrollan comienzan en el planteamiento (la madre se tiene que ir al bosque y pide a sus siete cabritas que por favor no abran a nadie y se queden todas en casa), le sigue el nudo, (el lobo se disfraza de varias formas para engañarlas y para poder entrar a la casa a comerse a las cabritillas). Por último, el desenlace, (el lobo consigue entrar y comerse a todas menos a una que logra esconderse dentro de un reloj y al final la madre consigue encontrar a el lobo y logra sacar a sus hijitos de su tripa). Para terminar, las funciones de este cuento son:
1.      Alejamiento, de la madre hacia sus hijos por ir al bosque.
2.      Prohibición: la madre no les deja salir ni que abran a nadie a sus hijas.
3.      Engaño: por parte del lobo a las cabritillas.
4.      Victoria: por parte del lobo al comerse a las cabritillas.
5.      Vuelta: de la madre a su casa.
6.      Persecución: la madre busca al lobo.
7.      Descubrimiento: la madre logra encontrarlo.
8.      Castigo: le pone piedras al lobo en la tripa y después se la cose tan suave para que no note nada.

  • Adaptaciones ya que hay palabras que a lo mejor los niños a partir de tres años no consiguen entender, como puede ser “balido”, la cambiaría por sonido que hace la madre al irse al bosque. Por otro lado, este cuento utiliza formas verbales difíciles para los niños ya que no son las que están acostumbrados a escuchar “sácole”, “metiose” … por lo que utilizaría formas verbales del pretérito perfecto simple “sacó” y “metió”. Por lo demás, no realizaría ninguna adaptación más.
  •  Contexto en el que contaría el cuento sería el siguiente:
Lo contaría dentro del aula, en el momento del día que están más atentos (primera hora de la mañana en la asamblea); nos colocaríamos todos en círculo mirándonos unos a otros, y aprovecharía el entorno poniendo una luz cálida (para que los niños estuvieran relajados y atentos), para que fuera algo diferente a lo que están acostumbrados diariamente.
El motivo principal de este cuento es el hermano más pequeño, en este caso la cabritilla, que logra esconderse dentro de reloj es quien da la información a la madre de lo que ha ocurrido.


  • Tipo de cuento: es un cuento de hadas de los Hermanos Grimm ya que se caracteriza por la aparición de animales que hablan y se comportan como personas en un contexto humano.

  • DIÁLOGO:
A raíz de estas preguntas los niños extraen sus propias conclusiones del cuento, por lo que es muy importante hacerles preguntas y saber muy bien qué tipo de preguntas hacer ya que gracias a estas les metemos directamente en la historia que les estamos contando.
En primer lugar, les preguntaría si les ha gustado el cuento para saber si en un futuro les interesará a otros niños de su misma edad.
Por otro lado, les preguntaría que hubiesen hecho cuando la mamá de las cabritillas llegó a la casa y no las encontró. También, les preguntaría si ellos hubieran abierto la puerta a un desconocido. Por último, si este cuento se lo contase a niños más mayores, les preguntaría que han aprendido del cuento.

2º LAS PRINCESAS BAILADORAS


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Érase una vez un rey que tenía doce hijas, a cual más hermosa. Dormían todas juntas en una misma sala, con las camas alineadas, y por la noche, a la hora de acostarse, el Rey cerraba la puerta con llave y corría el cerrojo. Mas por la mañana, al abrir de nuevo el aposento, advertía que todos los zapatos estaban estropeados de tanto bailar sin que nadie pudiese poner en claro el misterio. Al fin, el Rey mandó pregonar que quien descubriese dónde iban a bailar sus hijas por la noche, podría elegir a una por esposa, y, a la muerte del Monarca, heredaría el trono; pero con la condición de que quien se ofreciese y al cabo de tres días con sus noches no hubiese esclarecido el caso, perdería la vida.
Al cabo de poco tiempo presentóse un príncipe, que se declaró dispuesto a intentar la empresa. Fue bien recibido, y al llegar la noche se le condujo a una habitación contigua al dormitorio de las princesas. Pusiéronle allí la cama. Él debía averiguar adónde se iban ellas a bailar, y para que no pudiesen hacerlo en secreto o escaparse a otro lugar, dejaron abierta la puerta de la sala. Mas al príncipe le pareció que tenía plomo en los ojos y se quedó dormido; y cuando se despertó por la mañana, encontróse con que las doce habían ido al baile, pues todas tenían agujereadas las suelas de los zapatos. Lo mismo se repitió la segunda noche y la tercera, por lo cual el príncipe fue decapitado sin compasión. Después de él vinieron otros muchos dispuestos a correr la suerte, y todos dejaron la vida en la empresa.
En esto, un pobre soldado que, habiendo recibido una herida, no podía seguir en el servicio, acertó a pasar por las inmediaciones de la ciudad donde aquel rey vivía. Topóse con una vieja, que le preguntó adónde iba.
- Ni yo mismo lo sé - respondióle él y, en broma, añadió -: Me entran ganas de averiguar dónde se desgastan los zapatos bailando las hijas del Rey. Así, un día podría subir al trono.
- Pues no es tan difícil - replicó la vieja -. Para ello, basta con que no bebas el vino que te servirán por la noche y simules que estás dormido -. Luego, dándole una pequeña capa, añadió -: Cuando te la pongas, quedarás invisible y podrás seguir a las doce muchachas.
Con aquellas instrucciones, el soldado se tomó en serio la cosa y, cobrando ánimos, presentóse al Rey como pretendiente. Recibiéronle con las mismas atenciones que a los demás y le dieron vestidos principescos. A la hora de acostarse, lo condujeron a la antesala de costumbre, y, cuando ya se dispuso a meterse en la cama, entró la princesa mayor a ofrecerle un vaso de vino. Pero él se había atado una esponja bajo la barbilla y, echando en ella el líquido, no se tragó ni una gota. Acostóse luego y, al cabo de un ratito, se puso a roncar como si durmiese profundamente. Al oírlo, las princesas soltaron las carcajadas, y la mayor exclamó:
- He aquí otro que podría haberse ahorrado la muerte.
Se levantaron. Abrieron armarios, arcas y cajones y sacaron de ellos magníficos vestidos; y mientras se ataviaban y acicalaban ante el espejo, saltaban de alegría pensando en el baile.
Sólo la más joven dijo:
- No sé. Vosotras estáis muy contentas, y yo, en cambio, siento una impresión rara. Presiento que nos ocurrirá una desgracia.
- Eres una boba - replicó la mayor -. Siempre tienes miedo. ¿Olvidaste ya cuántos príncipes han tratado, en vano, de descubrirnos? A este soldado ni siquiera hacía falta darle narcótico. No se habría despertado el muy zopenco.
Cuando todas estuvieron listas, salieron a echar una mirada al mozo; pero éste mantenía los ojos cerrados y permaneció inmóvil, por lo que ellas se creyeron seguras. Entonces la mayor se acercó a su cama y le dio unos golpes. Inmediatamente, el mueble empezó a hundirse en el suelo, y todas pasaron por aquella abertura, una tras otra, guiadas por la mayor. El soldado, que lo había visto todo, sin titubear se puso su capita y bajó también detrás de la menor. A mitad de la escalera le pisó ligeramente el vestido, por lo cual la princesa, asustada, exclamó:
- ¿Qué es eso? ¿Quién me tira de la falda?
- ¡No seas tonta! - exclamó la mayor -. Te habrás cogido en un gancho.
Llegaron todos abajo, encontrándose en una maravillosa avenida de árboles, cuyas hojas, de plata, brillaban y refulgían esplendorosamente. Pensó el soldado: "Es cuestión de proporcionarme una prueba," y rompió una rama, produciendo un fuerte crujido al quebrarla.
La más joven volvió a exclamar:
- Pasa algo extraño. ¿No oísteis un crujido?
Pero la mayor replicó: - Son disparos de regocijo, por la pronta liberación de nuestros príncipes.
Llegaron luego a otra avenida cuyos árboles eran de oro, y, finalmente, a una tercera, en que eran de diamantes; y de cada una desgajó el soldado una rama, con gran susto de la pequeña; pero la mayor insistió en que eran disparos de regocijo. Prosiguiendo, no tardaron en hallarse a la orilla de un gran río, en el que había doce barquitas, y, en cada una, un gallardo príncipe. Aguardaban a las princesas, y cada cual subió a una en su barca, sentándose el soldado en la de la menor.
Dijo el príncipe:
- No sé por qué, pero esta barca es hoy mucho más pesada que de costumbre. Tengo que remar con todas mis fuerzas para hacerla avanzar.
- Debe de ser el tiempo - respondió la princesa -. Hoy está bochornoso, y también yo me siento deprimida.
En la orilla opuesta levantábase un magnífico y bien iluminado castillo, de cuyo interior llegaba una alegre música de timbales y trompetas. Entraron en él, y cada príncipe bailó con su preferida. Y también el soldado bailó, invisible, y cuando la princesa menor levantaba un vaso de vino, él se lo bebía, vaciándolo antes de que llegase a los labios de la muchacha, con el consiguiente azoramiento de ella; pero la mayor siempre le imponía silencio. Duró la danza hasta las tres de la madrugada, hora en que todos los zapatos estaban agujereados y hubieron de darla por terminada. Los príncipes las devolvieron a la orilla opuesta, y esta vez el soldado se embarcó con la mayor. En la ribera se despidieron de sus acompañantes, prometiéndoles volver a la noche siguiente.
Al llegar a la escalera, el soldado pasó delante y se metió en su cama. Cuando las doce muchachas entraron fatigadas y arrastrando los pies, reanudó él sus ronquidos, y ellas, al oírlos, dijéronse entre sí:
- ¡De éste nos hallamos seguras!,
Desvistiéronse, guardando sus ricas prendas y, dejando los estropeados zapatos debajo de las respectivas camas, se acostaron. A la mañana siguiente, el soldado no quiso decir nada, deseoso de participar de nuevo en la magnífica fiesta, a la que concurrió la segunda noche y la tercera. Todo discurrió como la primera vez, durando el baile hasta el desgaste total de los zapatos. La tercera noche, empero, el soldado se llevó una copa como prueba. Cuando sonó la hora de rendir cuentas, cogió el mozo las tres ramas y la copa y se presentó al Rey, mientras las doce hermanas escuchaban detrás de la puerta lo que decía. Al preguntar el Rey:
- ¿Dónde han estropeado mis hijas sus zapatos? - respondió él:
- Bailando con doce príncipes en un palacio subterráneo ­ y relató cómo habían ocurrido las cosas, aportando en prueba las ramas y la copa.
Mandó entonces el Rey que compareciesen sus hijas, y les preguntó si el soldado decía la verdad. Al verse ellas descubiertas, y que de nada les serviría el seguir negando, hubieron de confesar. Entonces preguntó el Rey al soldado a cuál de ellas quería por mujer.
- Como ya no soy joven, dadme a la mayor - contestó.
El mismo día se celebró la boda, y el Rey lo nombró heredero del trono. En cuanto a los príncipes, quedaron encantados durante tantos días como noches habían bailado con las princesas.



He seleccionado este cuento, ya que mientras leía varios de los Hermanos Grimm, la verdad es que no me decidía. Hasta que de repente, leí este y desde el primer momento me llamó bastante la atención. Desde mi punto de vista, no es un cuento para niños muy pequeños, por lo que lo catalogaría para la edad de 5 años.



  • El viaje del héroe presente en este cuento es como pasan las princesas de ser adolescentes a la edad adulta a través de un túnel que les lleva al lado de sus príncipes.
  • Los papeles de este cuento son los siguientes:

Princesas: hijas del rey
Príncipes: conquistan a las princesas
Rey: figura principal del cuento
Príncipe y soldado: personajes que quieren averiguar a donde van las princesas.

  • Las acciones que se realizan a lo largo de la historia son:

Planteamiento: el rey plantea que quien quiera casarse con una de sus hijas y heredar su trono deberá averiguar a donde salen a bailar las princesas por la noche.
Nudo: varios príncipes y soldados intentan averiguarlo, pero todo es en vano.
Desenlace: hasta que el tercer soldado no bebe del vino que le dan las princesas para dormirle, consigue revelarle al rey a donde van las princesas por la noche.

  • Las funciones que se producen son:


Alejamiento: de las princesas por la noche
Interrogatorio: del rey a sus hijas para saber dónde van por las noches.
Engaño: de las princesas a su padre.
Recepción de objeto mágico: en este caso, es el mueble que se hundió hacia el suelo para que pudieran huir.
Descubrimiento: el tercer soldado consigue descubrirlas.

Matrimonio: de este con la hija mayor.
  • El contexto que utilizaría sería dentro del patio del colegio, ya que es un entorno distinto al que están acostumbrados para contarles un cuento, lo contaría al finalizar el tiempo de descanso del patio, les sentaría a todos en círculo y haría del entorno del patio, un entorno mágico, con olores para que ellos se imaginasen como huelen las princesas…
Nos encontramos ante un tipo de cuento maravilloso ya que aparecen momentos mágicos como cuando se hunde el suelo y desaparecen todas las princesas de la habitación.
Preguntas:
¿Os ha gustado este cuento?
¿Qué haríais cuando los dos primeros personajes no consiguen averiguar dónde van las princesas, les mataríais también?
¿Creéis que está bien que las princesas engañen a su padre?
¿Qué habéis aprendido del cuento?

3º EN LA CALLE 24


He escogido esta canción ya que es una canción muy popular con la que yo siempre jugaba muchísimo a diario. Me trae muchos recuerdos de mi infancia jugando en el parque y en el colegio con mis amigos y amigas, y por supuesto, tenía que estar en este post.
Esta canción puede ir dirigida a los niños más mayores del ciclo de infantil 5 años ya que fomenta la agilidad, motricidad gruesa, rapidez, eficacia y coordinación con las manos. Y lo más importante, fomenta el trabajo en equipo y favorece las relaciones sociales.
Utiliza el sin sentido (que anteriormente vimos en el bloque I), ya que no existe concordancia entre unas frases con otras.
La verdad es que en esta canción apenas haría adaptaciones, solamente cambiaría la palabra asesinato por otra que no fuera tan agresiva para ellos, o bien, omitiría esa frase.

Por último, las preguntas que les haría serían las siguientes:
¿Jugáis mucho con esta canción?
¿Con quién soléis jugar?
¿Quién os la ha enseñado?

CONCLUSIÓN:

Para terminar este post, me gustaría recalcar la importancia del folclore en un aula de infantil, desde mi punto de vista me parece esencial enseñarles a los niños textos folclóricos y que ellos en un futuro, los puedan transmitir también.
Esta asignatura me está enseñando a profundizar en muchos aspectos de la literatura infantil que pasaba por alto.
Por otro lado, es importante siempre preguntar a los niños preguntas esenciales como he hecho en este post. Nunca debemos preguntarle si han entendido el cuento ya que cada persona lo entiende de una forma distinta y por supuesto, nunca lo van a entender como un adulto. Por último, me gustaría recalcar que debemos buscar siempre fuentes fiables para recoger información, especialmente de los textos folclóricos ya que los estos textos no tienen autor sino, adaptaciones hechas a lo largo de los años.
Me ha parecido muy interesante trabajar este apartado en el aula y estoy segura que me servirá en un futuro como futura docente haber aprendido a analizar este tipo de textos.

BIBLIOGRAFÍA: